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Bienestar

¿Cómo dejar de compararnos con otras mujeres?

Estás en tu puesto de trabajo y llega una mujer nueva a la oficina, ¿qué es lo primero que haces? Te fijas cómo va vestida, preguntas sobre su vida social, observas cómo trabaja, ¿no es cierto?

No eres la única, lastimosamente desde la juventud, a las mujeres nos han enseñado a vernos como competencia entre nosotras, por nuestros logros, por los atributos físicos, por nuestras parejas o familias.

La ciencia dice que es un intento por llamar la atención del género masculino, lo que hace que busquemos maneras de vernos superiores y ganar su aprobación, ¿pero realmente queremos competir por un hombre?

¡Compararnos entre todas las mujeres es agotador! Afortunadamente los tiempos han cambiado y este es el momento ideal para decir: ¡ya basta!

Unión de mujeres

Nos unen muchas etapas de la vida, juntas hemos vivido la pubertad, la menstruación, los embarazos, el ser madre, la menopausia, la incontinencia, tantos momentos que tenemos en común y apenas ahora estamos reconociendo a otras mujeres como nuestras amigas, y no competencia.

Esto no quiere decir que los hombres no compitan entre ellos, porque también sucede, el problema es que en la sociedad actual donde hay más oportunidades y beneficios para ellos, las mujeres deberíamos ayudarnos, unirnos, apoyarnos y vivir sin estereotipos femeninos. Como respuesta a estos problemas sociales, las mujeres más que nunca debemos unirnos en sororidad.

¿Qué es la sororidad?

La sororidad proviene del latín Soror que significa hermana. Se emplea para definir la solidaridad que existe entre las mujeres, es un valor que representa la unión y el amor entre todo el género femenino.

Este pretende destruir el mito que hemos aprendido en las películas, libros y novelas de que entre mujeres somos duras, críticas y malas entre nosotras, y promoviendo una relación más comprensiva y tolerante.

La sororidad no significa que debemos ser amigas de todas las mujeres, sino trabajar para juzgar menos a las demás, respetarlas por quien son y no criticarlas. A medida que dejemos de hacerlo, reconoceremos su valor y sus habilidades no como una competencia, sino como inspiración para crecer nosotras mismas.

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